jueves, 13 de septiembre de 2012

Alto espionaje (Parte I)

         Decía Othello en la obra de Shakespeare que "dudar una vez es vivir eternamente en la duda". Esta cita -de uno de mis autores favoritos-, viene al caso para hablar de una de las secuelas de las dudas: el espionaje.

       Confesad: en algún momento habéis espiado a vuestra pareja o ex-pareja y puede, sólo puede, que yo también lo haya hecho.
      Jugar a ser investigador privado o una súper-detective parece a priori muy emocionante y divertido. Realmente lo es, siempre que la investigación de campo no sea para uno mismo. Si espías por cotilleo puede resultar bastante lúdico, si espías por encargo puede ser muy emocionante, pero si espías para ti mismo puede ser peligroso.
        Si estás dispuesta a confesar, aunque sólo sea para tus adentros, que has jugado a ser Mata Hari alguna vez -(y no me refiero a su vida como bailarina de striptease)- y llevas años dedicándote a la investigación amateur; estarás tan agradecida como yo del gran invento que son las redes sociales.
        Hace relativamente pocos años, cuando conocías a un chico te dabas el messenger -hace poco me conecté en el mío y sólo había un contacto de 300 y además, no sabria de qué hablar a día de hoy con esa persona. Queda claro pues que el messenger parece tan antiguo ya como la era de los dinosaurios. 
       Este acto de darse mutuamente el messenger, que ya es casi tan vintage como "Lo que el viento se llevó", era el comienzo en cuanto a conocer a un chico o entablar un cierto contacto (al menos en la adolescencia).
       Ahora, cuando conocemos a alguien le pedimos antes cuál es su Facebook o si tiene twitter que cuál es su edad. No es una crítica, -ya sabéis- renovarse o morir. Tampoco pretendo que este post sea un "a favor" o "en contra" más de las redes sociales, ríos de tinta han corrido ya sobre tan manido tema. Sólo quiero señalar que este método de recabar información sobre alguien es un arma de doble filo.

       Por un lado, podemos averiguar muchas cosas si queremos información porque nos gusta alguien o hemos conocido a alguien que nos podría interesar; pero por otro lado, si has roto con alguien puedes ver muchas cosas que no quieres ver -yo en más de una ocasión he deseado sacarme los ojos o quedarme ciega frente a la pantalla del ordenador, vaya por delante, que lo digo en sentido figurado.
Ya sé que existe la opción bloquear/eliminar contacto, yo la recomiendo en caso de ruptura pero no es todo tan simple. Leí una frase muy buena hace poco que decía: "hoy cuando rompes con alguien tienes que eliminarle: de whatsapp, de tuenti, de Facebook, de Twitter, de tu agenda del móvil... sin duda es más fácil matarlo, acabas antes". Sin llegar a querer inducir a nadie al asesinato-(no quiero ir a la cárcel)- razón no le falta a esta frase.
     
     Al tema. Si eres un poco masoquista -(ahora que está tan de moda con la trilogía erótica de E.L. James)- y acabáis de romper. Lejos de hacer "click" en eliminar/bloquear, puedes caer en el dolor-placer, -ya sabéis que la frontera es limitada-, de dedicarte a investigar qué hace tu recién perdido amor.
Al más puro estilo Sherlock Holmes versión femenina, te pones unos stiletto negros, una gabardina y un sombrero metafóricos, (la pipa ya no, a no ser que estés en casa, porque han prohibido fumar en interiores) y te plantificas normalmente en su Facebook que es dónde suele haber más información. ¡Qué sensación! La adrenalina fluye a borbotones por todo tu cuerpo y empiezan las taquicardias cuando ves de pronto y por ejemplo típico que en los dos últimos fines de semana ha salido todos los días.
-¿Salir? -te preguntas- pero si él no salía nunca, no le gustaba. ¡Qué fuerte!- piensas y también te enfadas.
Te enfadas porque cabrearte como si ya no quedaran unos zapatos que te encantaban en la tienda y que justo ayer estaban, es mucho más fácil -sin lugar a dudas- que ponerte triste, o a llorar incluso. Tranquila, seguramente no tengas suficiente y continúes con el espionaje. Lo peor de esta investigación es que no sabes qué estás buscando porque tampoco sabes qué puedes encontrarte. Lo que sí sospechas, muy fundadamente, es que no puede ser nada bueno.

Mañana seguiremos investigando.

0 comentarios:

Publicar un comentario