sábado, 1 de septiembre de 2012

Estado civil: soltera / sin pareja; igual a estado anímico: triste / ansioso.


Cuando naces mujer te educan para amar, entregarte y cuidar a los demás. De eso se encargan queridos padre y madre, el cole, tu abuela, la tele, las canciones de la radio, tus juegos de niña y un largo etcétera que todas podemos elaborar si nos paramos a reflexionar sobre ello unos instantes. Todo para el bebé que nace mujer se encauza en una sola dirección, dar amor a otros. Ésto que a priori parece muy bonito, no lo es tanto cuando nos descuida a nosotras mismas. Me explico y como soy de muchas palabras -(y algunas ya lo sabéis)- me remonto a la infancia.
Al ser una niña te dedicas a vivir para tu muñeca “ahora biberón, ahora paseo, ahora cepillarle el pelo, ahora baño” y no piensas en ti durante todas esas horas en que te dedicas a jugar. Realmente, con 5 años una no acude a su “sillita de pensar” a reflexionar sobre su cortita vida o sobre qué cosas le gustan y cuales no soporta-(ni siquiera yo con 5 años, jajaja. A mí me gustaba jugar a las cocinitas, tomar el té con juegos de té en miniatura de porcelana mientras jugaba a que mis muñecas y yo nos reuníamos en mi club de lectura infantil)-. Sólo describo como crecemos la mayoría de mujeres: cuidando a “otro” (muñeca).

Algunas crecemos viendo películas y cuentos y leyendo historias de aventuras y por supuesto, de amor.
Empezamos a “consumir” historias de amor en nuestra última infancia y primera adolescencia, en las revistas pre-adolescentes, en historias de nuestras amigas, de primas más mayores y todo es tan bonito. Parece la cosa más maravillosa del mundo, lo lees, te lo cuentan y es como el mejor anuncio publicitario del mundo, nos volvemos locas por ese producto. Y en mitad de nuestra adolescencia lo compramos, muchas veces a cualquier precio.
Como pasa en los anuncios-(incluso los anuncios que más nos atraen)-, nadie nos habla ni nos informa de los contras de ese amor ideal o idealizado. Perdonad que vuelva a Disney porque de veras que me encanta pero, ¿alguna princesa tuvo jamás problemas con su pareja una vez introducido el componente sexual (beso, en la infancia)? La respuesta es no, se besaron y todo fue a mejor, su amor creció. Si discutían era antes de enamorarse. O más bien el mundo exterior era aquello que les ocasionaba problemas a veces, pero no entre ellos dos; en su relación no los había jamás, ¡qué romántico! Tú y yo solos contra el mundo. -A eso dedicaré otro post.

Quién aprende algo por repetición en el tiempo lo perfecciona, puesto que le sale como respirar, lo lleva haciendo toda la vida.

Con todo este caldo de cultivo, o más bien como yo lo llamaría, leche fermentada en el tiempo; -(lo llamaría leche fermentada porque puede resultar nocivo para la salud y porque este concepto es caduco, como la leche fuera de la nevera)-. Debemos entender y aceptar por qué nos pasa lo que nos pasa, o dicho con otras palabras por qué sentimos así como hemos aprendido y no de otro modo. ¿Por qué mi vida tiene tiene más sentido si la comparto con mi hombre -o mujer?, (ya sabéis que admiro el amor en todas sus formas)-. ¿Por qué soy más feliz en pareja que sola?

Respuesta fácil a modo interrogativo sarcástico que no a todo el mundo ha de gustar: ¿porque casi desde que nacimos siendo mujeres se nos ha encaminado en esa dirección? Me parece muy fácil quitarnos tanta responsabilidad y tanta carga, con la idea de “si es culpa de otro no es cosa mía, yo nada puedo hacer, yo es que soy así”.

Respuesta complicada en forma de interrogativas retóricas que a mí me han costado más de un disgusto: ¿te gusta estar contigo misma? ¿por qué te da miedo estar sola? ¿por qué estar sola significa no tener novio, en vez de vivir como único náufrago en una isla desierta para ti? ¿por qué no eres feliz en tu propia y única compañía?

Yo os iré hablando de mis respuestas a estas preguntas, algunas coincidirán sorprendentemente con lo que vosotras pensáis, o puede que no pero aquí introduzco el tema para pensar en ello.
Yo hasta hace relativamente poco no me había planteado jamás ninguna de todas estas cuestiones que seguro que algunas, o muchas de vosotras ya os habéis formulado.

Pero todas en algún momento de nuestra vida sólo hemos tenido claro algo: “quiero amar a un hombre y que me ame tanto como yo a él y ser felices para siempre, no quiero estar sola”.
Cuidado, con quedarnos ahí atrapadas. Incluso la preciosa torre en la que estaba Rapunzel era una prisión, incluso el magnífico y opulento castillo de la Bestia era una prisión. Cuidado con la prisión de esta idea tan bonita.

Todas hemos querido comprar ese producto tan bien publicitado llamado amor en algún momento de nuestra vida, cada una lo hemos comprado y pagado a nuestra manera. Unas a buen precio, otras hemos quedado arruinadas, pero luego hemos vuelto a trabajar duro para salir de la ruina emocional.

Muchas en algún momento nos hemos sentido en la imperiosa necesidad de tener pareja porque estar sola no es lo mismo. Muchas hemos dicho “es que yo no puedo o no sé estar sola y ahora este chico me viene bien”. Idea asociada a esta premisa: estar soltera es estar sola. Sola para este tipo de mujeres significa: náufraga, a la deriva, no querida, no deseada, fea, vacía, incompleta, aburrida, nerviosa, triste, abismo y caos, dragones, noches sin dormir, ansiedad.

Parece pues, para este tipo de mujer que la única cura a su desasosiego es un hombre, tener un hombre es igual a: seguridad, sentirse grande, ser sexy, sentirse amada, valiosa, divertirse, hacer cosas en pareja, tener vida sexual, tener una proyección social positiva, estar completa, feliz, tenerlo todo en el mundo.

“ Mi hombre, mi hombre a veces hace cosas que no me gustan, pero cuando me alza del suelo y me toma en sus brazos sé que es mi hombre y yo soy su mujer, lo amo y el mundo no importa, se desvanece en nuestros momentos”.

No hay que avergonzarse por sentir como he descrito les pasa a muchas mujeres, nos ha pasado a muchas mujeres o nos sigue pasando. Esto no es un juicio de valor a sentimientos tan puros y viscerales. Yo sólo describo algunas cosas que vivo y otras que veo. Si alguien quiere ir más allá y aceptar una sana crítica que me hago a mí misma y comparto con quién quiera seguir más allá de sentir así; sólo nos dejaré este mensaje para todas. Mujeres, creo que tenemos un problema y esa es una mala noticia. La buena es que si nos esforzamos y ya nos hemos cansado lo suficiente de sufrir por sentir así, o simplemente ya no le vemos tanto sentido como antes, realizando un esfuerzo personal importante, podemos arreglarlo. No es fácil, pero vale la pena intentarlo porque vale la pena vivir y si me lo aceptáis, vale la pena vivir de otra manera.

0 comentarios:

Publicar un comentario