viernes, 7 de septiembre de 2012

Ex-novio/a, la reaparición



               Típico: tienes exámenes o estás estudiando y además no estás muy de humor o animada, y pasa algo -(malo o regular).
“Algo”, así genéricamente, pueden ser muchas cosas; pero si no has superado una relación o el hecho de haberlo dejado con alguien, suelen ir por ahí los tiros y a veces pueden dejarte herida de bala.
              La herida -(por seguir con el paralelismo)- se produce cuando tú estás estudiando o simplemente centrada en ti y sin pensar en nadie. -Ardua tarea, por cierto, si eres especialista en preocuparte por todo menos por ti misma.
             Vibra el móvil: ves su nombre en pantalla (o su número, el cual te sabes de memoria aún habiéndolo borrado) y el estómago se te pone al revés y tus sístoles y diástoles van tan rápido como los fotogramas de las películas de dibujos animados y así, fotograma a fotograma, estás por este orden: nerviosa, asustada, preparada para cualquier cosa, intrigada y expectante. -A mí en estos casos, es como si empezara a sonarme en la cabeza la quinta sinfonía de Beethoven.
              Empieza la película y eres la chica que lee un whatsapp de su ex que acaba de recibir. Ya conoces el argumento y los finales, aunque variables, son taxativos. -Sigue la sinfonía, apremiante en su ritmo.
-¿Cómo estás? -Pregunta él. Y tú tienes que elegir el nudo o desarrollo de esta película que no te gusta y esperar a ver a qué final llegáis.

                Yo realmente en estos casos pienso que prefiero que me pregunten cualquier cosa sobre la descomposición del átomo o qué pasa realmente en el triángulo de las Bermudas; porque aún no teniendo ningún conocimiento sobre estas dos cosas, frente a la pregunta de un ex acerca de cómo estás, me parecen mucho más fáciles de tratar y responder.
               Dudas entre contestar o no contestar y se acaba el tiempo en tu reloj de arena mental que es tan pequeño y dura tan poco como el del juego Tabú.
Entonces según la alineación perpendicular de los planetas sobre tu cabeza, el ciclo lunar, tu estado de ánimo y algún ritual chamánico... Todo influye; contestas o no contestas.
               Ninguna de estas dos decisiones es fácil de tomar al principio; es similar a tener que decidir en una fracción de segundo, en un accidente automovilístico no muy grave, si darle por detrás al coche de enfrente o ir contra el quitamiedos, pero el golpe es inminente.

               Realmente, no deberías contestar y lo sabes, pero contestas. ¿Por qué? Motivos varios: por añoranza, por arrogancia, por soberbia, por dependencia y el último y peor auto-engaño -aunque puede haber más evidentemente. Hay motivos varios para responderle que cuando se los narramos a la gente los maquillamos y calificamos de “educación” hacia él, o respeto a “lo que hemos tenido”, o les damos una naturalidad que no sentimos diciendo que todo esto es normal y que sería una pena no ser amigos.
También hay casos en que lo narramos de manera tendenciosa, haciéndonos ver a nosotras mismas o haciendo ver a ellas que él quiere volver -(ojo a la perífrasis verbal hacer ver en cursiva porque si quieres hacer ver algo, es que no se ve a simple vista; ya sea porque no está tan claro o porque sólo lo ves tú y esto último, debería hacerte sospechar).
Y así, contándolo, nos llenamos de esperanza o de soberbia o de las dos cosas porque “él quiere volver y yo no o no lo sé, y ahora puedo decidir porque él está ahí” y “seguimos rodando”, como en el programa de la televisión.
              
               Normalmente en estas “conversaciones”, -me da un poco de apuro darles categoría y rango de conversaciones pero es para entendernos-; las mentiras piadosas van y vienen como en un partido de ping-pong entre japonenes incansables. Opino que dedicarse recíprocamente mentiras -(piadosas)- con un ex es como decirse a uno mismo en un día de absoluta vagancia en el estudio, eso de “un descanso de diez minutos y sigo”. Es decir, un autoengaño.
                 Retomando las mal llamadas mentiras piadosas ¿qué piedad tienes hacia ti cuando hablas con un/una ex y te mientes?, ¿qué piedad tienes hacia él o lo vuestro mintiéndole?
                 Tal vez creas que no te queda más remedio que mentirle y que la mentira está justificada o entiendes por qué él o ella te miente ya que tú harías lo mismo, o alomejor... y aquí ya empiezas a pensar en los “y sis”; “y si me ha dicho esto porque...” “y si ha puesto por facebook lo otro porque...” El “y si” es infinito y consume mucho tiempo y energía. De nuevo con los “y si”, seguimos rodando como he dicho antes. A veces consuelan, pero dura lo mismo este consuelo que el tiempo que te calma la ansiedad real un cigarro, esto es, muy poco. Por desgracia la mayoría de las veces los “y si”son una forma más de hacernos daño. Para mí siempre han sido como las cabezas de la hidra de Lerna que asesinó Hércules.-Lo siento, soy muy fan de la mitología griega.
            Breve y burdamente contaré que Hércules tenía que matar a esta hidra -serpiente marina- policéfala (de muchas cabezas, no digo el número porque los mitólogos no se pusieron de acuerdo).

La cosa es que se dice que por cada cabeza que Hércules cortaba aparecían dos mas. -Yo digo que por cada frase de whatsapp leída o cosas que vemos en una red social, aparecen mínimo dos, o múltiplos de dos “y sis interpretativos”.
Hércules cortaba cabezas incasable y fueron muchísimas más las que surgieron de cada cuello decapitado. -Nosotras contestamos, respondemos al teléfono, quedamos con él y nacen muchos y sis de cada aspecto de vida en el que nos hemos empezado a recuperar o recuperado.
Se dio cuenta Hércules de que no iba a poder matar a ese ser cortando cabezas y debió tener miedo porque era una criatura feroz y asesina que con su mismo aliento causaba la muerte. Entonces llegó a la conclusión -(unos dicen que él solo concluyó esto, otros dicen que fue ayudado)- de que tenía que cubrir, tapar o impedir el nacimiento de más cabezas. -Nosotras “seguimos rodando” y pensando tantas cosas que casi nos engullen hasta que no podemos más y alguien o tú misma, -igual que le pasó a Hércules-, se da cuenta de que hay que parar el rodaje. Hay que parar los “y sis”.
Entonces tuvo una idea, cortar una a una las cabezas a la hidra e inmediatamente cauterizar cada muñón de cuello para que no pudiera nacer una nueva cabeza. Y así derrotó a la hidra de Lerna. -¿Cómo quemamos o cauterizamos nosotros/as los “y sis”? alomejor ni siquiera lo consideras como opción: cortando definitivamente TODO tipo de contacto como si de una cabeza de la hidra se tratara e inmediatamente después cauterizar; esto es, pasar a otra cosa, volver a centrarte en ti. -Y ya sé que no es fácil- , pero vale la pena o la hidra acabará contigo cuando no puedas más. Cada vez que pase algo, si no puedes ignorarlo, piensa en ti y las cosas que hacer para ti y tu mejoría personal. Si no haces cosas para ti y te quedas bloqueada viendo llegar al monstruo, o matando cabezas -(es decir, le contestas, le hablas, le escribes, discutes...) a la hidra le salen nuevas cabezas -”y sis”- dispuestas a devorarte.

¿Por qué cortar cabezas y cauterizar si alomejor él o ella quiere decirme algo importante o -peor aún, en mi opinión- volver?
Bueno, es que no lo he explicado, pero cuando Hércules hubo vencido a la hidra policéfala de Lerna, empapó sus flechas en la sangre del bicho, la cual era mortífera por ser venenosa, y letal causa de muerte. Estas flechas más tarde le servirían para completar el resto de sus diez -(o doce según algunos)- tareas encomendadas […]
-Para nosotros, empezar a cauterizar y cortar todo contacto nos sirve para desde luego estar mejor a medio y largo plazo, lo digo porque a veces en un primer momento la añoranza es muy traicionera y estamos peor o nos creemos que estamos peor.
También nos sirve para aprender -(o recordar lo aprendido)- de vivir para nosotras y no para nuestro amor de turno.
Sirve para fortalecernos y que al igual que se recuerda el mito de “Hércules y la hidra de Lerna” recordemos el “mito del ex que reaparece” y que podemos salir vencedores en esa desagradable lucha -porque las cabezas cortadas debían apestar y cuando un o una ex reaparece, por lo general, hiede.
Vencer en esta batalla, sirve para guardar recursos de lucha y mejora del bienestar personal para el futuro, tal y como lo hizo Hércules guardándose flechas empapadas en veneno.

Si podéis llegad pronto a esta conclusión, sobretodo si tenéis exámenes o cualesquiera otros asuntos de los que ocuparos y así se van cauterizando las heridas. Porque sino las cabezas que nazcan serán demasiadas y os engullirán como pasó con tantos antes que con Hércules.



2 comentarios:

Mónica dijo...

Hola Julieta!
Acabo de descubrir tu blog y me estoy quedando alucinada, podría ser un poco historia de mi pasado recientísimo. Como tú, me declaro prostituta sentimental/emocional en proceso de desintoxicación!
Y ahí estoy cauterizando heridas provocadas por cabezas cortadas!!
De lo mejorcito que he leído hace mucho tiempo!
Y me estás ayudando a aclarar mi posición y reafirmarme en mi decisión!
Enhorabuena!

Julieta decide vivir dijo...

Hola Mónica, bienvenida al blog :-) me siento muy halagada de que te haya gustado y de que digas que te he ayudado, aunque si dices que estás en proceso de desintoxicación como yo, el mérito es tuyo. Un beso.

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