viernes, 19 de octubre de 2012

La fiera de mi niña: realidad y expectativa.

      Siguiendo con lo escrito ayer, he transcrito dos fragmentos de “la fiera de mi niña” (Cary Grant y Katharine Hepburn) para argumentar mediante los mismos por qué esgrimo que manipulamos sutilmente, que interpretamos a nuestro favor lo que el otro nos comunica y cómo victimizamos con el fin -otra vez- de manipular. -(Cuando pluralizo al escribir lo hago como recurso literario, no estoy acusando a nadie ni diciendo que todo el mundo sea igual, es una forma de expresarme).

      Aclarado esto último, tal y como escribí en el post de ayer esta película data de 1938 pero he observado formas de comunicación y relación en pareja que creo, siguen latentes hoy día.

He dividido el diálogo en dos partes: por un lado la realidad; que si bien es un diálogo cinematógrafico hay muchas frases hechas que utiliza Susan con las que me he identificado hasta un pasado no muy lejano. He puesto en “negrita” las frases de Susan que me parecen propias de victimizar y manipular, dos conductas arquetípicas en “la mujer que ama demasiado”.
Las frases subrayadas son lo que me parece el mensaje claro y conciso que David le quiere transmitir a Susan y que ésta no quiere escuchar, ni aceptar, ni respetar. A su vez, la reacción de Susan, me parece absolutamente extrapolable a nuestros días.
         La parte de realidad me parece una “coreografía” que se sucede durante todo el diálogo (comparable a lo que ocurre con las relaciones destructivas). La coreografía de Susan consiste en buscar una respuesta emocional de David “soy tu esclava” le dice a título de broma, al no tenerla, busca una respuesta sexual. "No estaría bien volver a casa y echarnos a dormir" (cada uno en su casa o cada uno en su cama). Siempre es más fácil obtener una respuesta sexual en un hombre que la emocional, utilizar el sexo para que el otro haga lo que yo quiero es manipular. Y en última instancia, fracasado el ofrecimiento emocional y sexual, victimiza con la incendiaria y provocativa frase de “con todo lo que he hecho por ti”. Entonces volvemos al principio, como en un baile repetimos los pasos. Buscamos la respuesta emocional dando pena al otro “sé cuando estoy de más, no te preocupes por mí”, “no me quieres” … “ya veo que todo lo que hago no sirve de nada”...
        Finalmente, consigue Susan manipularlo, consigue que él “quiera” que ella se vaya con él. Él se pasa toda la película rechazándola, diciéndole que ama a otra mujer y que se va a casar con ella. Pero Susan es muy tenaz, lo ama y hará lo que sea para conseguirlo. (Recuerdo que para la mujer que ama demasiado, luchar por el hombre que ama, -para conseguirlo- ,es tan natural como respirar. Lo hace de forma inconsciente, luchar por conseguirlo no es una opción o un capricho, es una necesidad vital para luchar contra su mayor temor: estar sola).

REALIDAD:
-Diga mi señor soy vuestra esclava Susan.
-Susan cállate, oye así no iremos a ninguna parte. Debes de estar muy cansada sugiero que volvamos a casa.
-¡Oh! No podemos hacer eso ahora, hay una inocente fiera suelta por ahí, no estaría bien que volviéramos a casa y nos echáramos a dormir, no sería justo.
-No me has entendido bien, quiero que tú vuelvas a casa.
-¿Qué vuelva yo?¿De veras quieres que yo vuelva a casa? ¿Significa eso que no quieres que te ayude?
-No.
-Con lo que nos hemos divertido...
-Sí.
-¿Lo deseas después de todo lo que yo he hecho por ti?
-Sí, eso deseo.
-Está bien, sé perfectamente cuando estoy de más y no te preocupes por mí, sé cuidar de mí misma.
(Caída estrepitosa, llanto melodramático)
-¡Dios mío! Susan, ¿te has hecho daño?¡Oh! Pobrecita...
-No, no me he hecho daño, no se trata de eso...Pero estoy muy triste David.-Sollozos-. Porque ya no me quieres.
-Sí, sí te quiero.
-Has intentado librarte de mí. No me quieres estoy segura.
-Tienes la cara manchada, no llores...
-Sólo eres cariñoso conmigo por todo lo que he hecho por ti y eso no lo aguanto.
-Deja de llorar Susan te lo ruego.
-Todo lo que hago es con la mejor intención pero ya veo que no sirve de nada.
-Sirve, ya lo creo que sirve...
-David, déjame ir contigo.
-Bien, de acuerdo Susan ven conmigo.
-¿Estás seguro que lo deseas? ¿Lo dices de veras?
-Sí.
-No te preocupes de mi persona y además si puedo hacer algo por ayudarte me lo dices y lo haré encantada.
-Pero no hagas nada hasta que yo te lo diga ¿eh?

-David ¿por qué subiste aquí al llegar yo?
-Porque te tengo miedo, por eso.
-No me tengas miedo, todo se arreglará.
-Cada vez que dices eso ocurre algo malo.

      Por otro lado, a la otra parte de diálogo la he titulado: la expectativa. La expectativa está tan interiorizada en la mujer que “ama demasiado” como su sistema sanguíneo. Ella no es consciente, en la mayoría de los casos, de que casi todo lo que hay de positivo en su relación destructiva de pareja es pura y simple expectativa, idealización y proyección en el otro de sus deseos más profundos e insatisfechos.
Esta parte del diálogo muestra el Gran Premio Final que espera obtener ella con su completa dedicación. “Si lo entrego todo sin medida, el otro me amará para siempre”. Ella se cree que con todo lo que hace, dice y entrega, el otro despertará enamorado para siempre. No sólo lo cree, el sentimiento más profundo e inaceptable para “la mujer que ama demasiado” y no se ha “curado” de esta patología es que él se lo debe. Empaticemos un poco. Susan, le ha buscado, le ha perseguido, amado, cuidado, lo ha dado todo, lo ama con locura, pasión y devoción y a cambio sólo le pide que la quiera. Sólo le pide eso y siente que él se lo debe por todo lo que ella ha hecho.
También lo necesita -(aunque ella no sea consciente o no lo diga en voz alta) -porque darlo TODO vacía el corazón de manera muy dolorosa. Si alguna se siente identificada conmigo, ya sabe cuánto duele...


EXPECTATIVA:
[…]
-Todo el mundo se pondrá muy contento.
-¿Y tú no lo estás? Demasiado tarde ¿no? Lo he estropeado todo...
-Oh, no.
-Sí lo sé y no trato de disculparme. David quisiera que entendieras lo que ha ocurrido; todo lo que he hecho ha sido para tenerte más cerca de mí, te aseguro que no había otra razón. Créeme, lo siento.
-Debería darte las gracias.
-¿Las gracias? ¿por qué?
-Sí. Bueno, acabo de descubrir que hoy ha sido el día más feliz de mi vida.
-¿Lo dices en serio?
-Nunca lo he pasado mejor.
-(Risa entusiasta) Pero si has estado conmigo David.
-Precisamente por eso.
-¿De veras lo has pasado muy bien?
-Con toda seguridad.
-¡Esto es maravilloso! ¿Y sabes lo que significa? Significa que me amas un poquito.
-No, te amo mucho.
-¿De veras?
-Sí claro que te amo sí.
-¡Oh! Eso es maravilloso porque yo también te amo.
-Deja de balancearte.
-No me balanceo. Susan para ¡te vas a caer! Mi brontosaurus, llevo 4 años trabajando en él. Cuidado, mucho cuidado no te sueltes, enseguida te subo.
-¡Oh David! Mira lo que he hecho, -brontosaurus arruinado en el suelo-¿podrás perdonarme? ¿Todavía me amas?
-¡Oh Susan!
(Abrazo final).

        Esta última parte, la expectativa, es una entelequia. -1En la filosofía de Aristóteles, fin u objetivo de una actividad que la completa y la perfecciona. 2.Cosa irreal-. Cualquiera de estas dos acepciones me sirve. Nada de la parte del diálogo llamada “la expectativa” va a suceder. Las relaciones destructivas entre mujeres que aman demasiado y el perfil de hombres con los que forma pareja está absolutamente abocada al fracaso. PERO SE PUEDE SALIR ADELANTE.


Me queda pendiente, no lo he olvidado ¿Por qué repetimos perfiles de hombres? ¿somos conscientes de ello? ¿por qué la mayoría de relaciones que tenemos acaban igual o de forma muy similar?


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