martes, 16 de octubre de 2012

Ya no

Ya no me hago pequeña para que tú te sientas más grande,
ya no adapto mi cuerpo al tuyo para tu mayor comodidad.
Ya no soy feliz contigo siempre en la oscuridad.
Ya no me contento con acusar de todo a mi eterna ingenuidad.
Ya no me acuesto, ni me levanto contigo, ni se me hace tarde.
Ya no encojo mi corazón para que no te asuste su tamaño y te resulte así más adaptable.
Ya no maquillo tu engaño para resultarte aún más amable.
Ya no me disfrazo ni de novia, ni de madre, ni de amante.
Ya no escojo las palabras para no asustarte.
Ya no elijo qué no decirte por aquello de no intimidarte.
Ya no te rescato de tus infiernos y tus demonios,
ya no deseo que sueltes vaso y cigarro para asirme con fuerza.
Ya no deseo que desees vivir algo que no sea una vida muerta.
Ya no eres el hombre que sólo yo he proyectado en ti.
Ya no eres un sueño, ya no eres mi única necesidad,
ya no eres mi única opción, ya no eres toda mi felicidad.
Ya no ruego al universo que algún día me ames,
Ya no espero que cambies,
ya no te miro expectante, anhelante muriéndome por besarte.
Ya no vivo sólo porque hoy desees abrazarme.
Ya no me prostituyo por tus estudiadas caricias suministradas a cuentagotas.
Ya no lloro en las noches por ilusiones rotas.
Ya no me absorbe tu mundo, ya no me engulle tu angustia.
Ya no refuerzo tu amor propio, ya no espanto tus miedos.
Ya no me repito tus credos, ya no te salvo, ¡no quiero!
Ya no te lloro, ya no te extraño, ya no me engaño.
Ya no puedes hacerme daño.
Ya no soy tu escudo, soy el mío.
Ya no te veo hundido y me sacude un intenso y visceral escalofrío.
Ya no me preocupo de como me juzgará por esto el gentío.
Ya no te regalo mi alma,
ya no te enseño cada día que en mí tendrás tu ansiada calma.
Ya no sufro por tus lágrimas,
ya no colecciono rencores.
Ya no me duelen como propios tus dolores,
ya no tiemblo cuando a escondidas me muestras tus temblores.
ya no te pinto más la vida en hermosos colores
ya no pago, ni cobro recibos por tus males de amores.
Ya no soy la débil,
ya no vivo una vida estéril.
Ya no digo “no sé que quiero”,
Ya no me muero,
ya no me digo “no sé quién eres”,
ya no siento eso de: “no sé quién soy”.
Desde que tú no estás tengo cada vez más claro de dónde vengo y sobretodo a dónde voy.

0 comentarios:

Publicar un comentario