lunes, 13 de enero de 2014

La sirenita

Hace demasiado tiempo que no descuartizo una película Disney desde aquella entrada de hace más de un año.

Ya comenté en su momento que todas las princesas Disney de mi generación reúnen muchos (o casi todos) los patrones de conducta típicos de la mujer dependiente emocional (o que ama demasiado como me gusta llamarlo en honor al libro “las mujeres que aman demasiado”).

En esta entrada quiero compartir aquellos aspectos de “la Sirenita” que, gracias a los ya más de dos años después de iniciar mi proceso de rehabilitación -como yo lo llamo-, no me han pasado inadvertidos y he podido identificar conforme la iba viendo.

En primer lugar, Tritón, el rey del mar, el padre; es extremadamente protector y patriarcal. Madre ausente -hay algo peor; una madre de presencia ausente, pero eso es otro tema-.

El príncipe aparece con nada más y nada menos que fuegos artificiales de colores, todo lo divertido que hace Ariel antes de conocerlo es para acercarla a él en la historia, Ariel no tiene esencia ni personalidad, todas las aventuras tienen sentido porque hay un príncipe como premio final. Algo así como esas chicas que sólo salen de marcha para ligar y sino vuelven a casa llorando y sintiéndose las más cucarachas del lugar (yo lo he visto).

Los hombres -(en la escena del barco cuando ella ve a Eric por primera vez)- hacen cosas divertidas que requieren movimientos dinámicos como correr, saltar o bailar, ella no puede, no hasta que no intenta enamorarle. El movimiento físico de Ariel sólo tiene sentido como forma de seducción, no la vemos nadando a crol, ni a mariposa, la vemos haciendo contorsionismos muy sensuales.
Los hombres son fuertes y Eric también, además Eric ha visto mundo. Ella es menuda, flaca y hace algo bonito como cantar, no sabemos de su inteligencia porque no la muestra en absoluto. (Sólo canta obviamente para gustarle a él, me recuerda a la época medieval en que las mujeres aprendían compostura, canto y poesía).

El enamoramiento. Ariel se enamora de Eric sólo porque lo ve guapo (típico: llamar enamorarse a lo que es tenerse ganas) y por lo tierno que es mientras juega con su perro. Hoy mismo he tuiteado que “enviar fotos con niños, de la infancia y de mascotas como método de ligue, es la profesión más antigua del mundo”...

Y claro, la pobre Ariel jamás ha visto un humano desde tan cerca, algo así como cuando nos enamoramos (mal) nos fascinamos, nos flasheamos a partir de ahí ya no vemos bien. Siempre proyectaremos esos fuegos artificiales y esa ternura perruna que hemos observado, no será real.
Para mayor desgracia de Ariel, el apuesto Eric está en pleno apogeo febril masculino de sentar la cabeza y casarse pero claro, no la encuentra, no encuentra a la chica de sus sueños y Ariel lo escucha todo escondida en un rincón con esa sonrisa que se nos queda a todas en rebajas después de ver que solo queda nuestro número de los zapatos que nos encantaban y que no esperábamos encontrar ya en la vida...

A continuación el príncipe fuerte y valiente para hacer gala de su hombría pone al anciano del barco a salvo y ya para que no quepa duda de que es un partidazo, mientras el barco está en llamas y el pobre Max (el perro) ladra asustado, sin pensarlo dos veces, Eric va a por él. Es un príncipe muy bravo porque se juega la vida por rescatar a su perro poniendo la suya propia en peligro, un acto heroico digno de un príncipe destinado a enamorar a una princesa dependiente como Ariel.

Desmitificando, ¡qué nos gusta el drama a las dependientes! ¿por qué es más atractivo un hombre en presuntos apuros?, ¿por qué es atractivo un hombre atormentado? Porque no nos queremos y necesitamos a chicos así para reforzar nuestra autoestima, de nada.

Eric no es un héroe, es un chico que se ha comportado de forma valiente en un momento extremo y puntual de su vida como un naufragio. Que muestre afecto por su animal de compañía y por los seres que le rodean no le convierte en un ser digno de amor al que entregar toda tu vida cuando tienes 16 años. Que sea bueno no le hace ipso facto bueno para ti, todos somos buenos, no nos quedemos con lo bueno y lo mono que es que de eso están los cementerios llenos. En la vida real seguramente Eric se habría quedado en shock, preso del pánico y nos habría dicho “cariño el perro se va a quemar, llama a los bomberos...” Lo siento pero salvo a mi padre y a mi mejor amigo no he conocido a ningún hombre que en un momento grave haya demostrado tener agallas, pero los habrá seguro...

La dependencia emocional de Ariel es meridianamente clara, amén de por la estructura familiar que padece ella y con la que he empezado esta entrada se sabe también por la cancioncilla de amor que le canta a Eric cuando está inconsciente. Cito frase final “tu mundo es, quiero formar parte de él”. Estupendo, quiere ser una sumisa que vive la vida de su príncipe y además se lo canta tan tiernamente que podría parecer hasta romántico. Pero en la vida real, Eric habría salido de marcha esa misma noche a celebrar que seguía vivo y se hubiera besado con cualquier Úrsula que quisiera irse a la cama con él para festejarlo. Pero no suframos que seguro que aun así y todo, a Ariel le habría llegado un whatsapp entre las 4 y las 5 de la madrugada modus “tu voz es lo más especial que he escuchado en la vida, ninguna chica me había cantado nunca nada”.- Perdonadme, he cenado sarcasmo.

Es dependiente porque ella sólo quiere dejar su mundo para estar con el príncipe, el virus Eriquiano (de Eric) ha comenzado, sólo piensa en él y le preocupa él, a partir de aquí Ariel ya sólo es alguien que quiere conquistar a otro alguien, ya no es ella, ya no es.

Su padre, trata de ponerla a salvo destruyendo todo lo que tiene que ver con ese príncipe humano, es un padre machista y patriarcal que cree que su hija es indefensa, lerda y que no sabe enfrentarse a la vida pero tampoco la enseña a como hacerlo. Simplemente es autoritario y patriarcal. ¿Habéis tenido un novio chungo en la adolescencia tipo a 3 metros sobre el cielo? Yo sí y me temo que de nada sirve que a los 16 te intenten apartar del chico malo que no te conviene prohibiéndotelo porque encontrarás la forma de llegar a él (y él a ti) aunque suponga vender tu alma a la bruja del mar.

La canción que canta Úrsula cuando le pide a Ariel que le entregue su voz para enamorar al príncipe es devastadora. Me parece espeluznante que las niñas de mi generación escucháramos eso y lo cantáramos alegremente. “A los hombres no les gustas si les hablas, no siendo que los quieras aburrir”, “tienes tu hermosura” y “sujeta bien tu lengua y triunfarás”, “si tú quieres ser feliz un precio tienes que pagar”. Y claro, que levante la mano la dependiente emocional que no haya pagado el precio de soportar y aguantar lo insoportable e inaguantable por ser feliz junto al príncipe... El colmo de la sumisión, sé muda, da hasta tu voz para enamorarle.

Y se encuentran por fin, Eric está con Max pensando en su princesa cantarina y cuando se ven y ella trata de explicarle por qué no tiene voz él dice las palabras mágicas que toda dependiente quiere escuchar “caray, has tenido que pasarlo muy mal, tranquila, yo voy a ayudarte”. Porque no os equivoquéis, nos prostituimos emocionalmente porque en el fondo queremos que nos salven, salvamos para ser salvadas. -En este tiempo entendí muy bien que de lo único que debía salvarme a mí misma es de la idea de que necesito ser salvada.

Y aquí llega lo que más me gusta, la catástrofe de llegar muerta de hambre (como sinónimo de super necesitada a una primera cita). Ariel está tan histérica y preocupada por gustarle que se pasa todo el primer día que van de excursión haciendo el ridículo, con cara de bobalicona porque no ha visto el mundo sola ni sabe lo que es y claro, está desbordada por la situación por ello es importante hacer muchas cosas sola y conocer muchas cosas, no esperar a que nadie te descubra el mundo, no lo necesitas, puedes hacerlo sola, te lo juro no va a pasarte nada. Cuantas más cosas hagas por ti misma más difícil será que te impresiones fácilmente por una cena en un sitio bonito, un teatro o un paseo en tándem...

A puntito de besarse se quedan por esperar ella en su faceta de hacerse la muerta a que él le dé un beso. Las princesas Disney no son proactivas sexualmente. Pero la ingenuidad de Ariel no conoce límites porque cree que sólo por haber pasado un día maravilloso con ella, el príncipe, siente algo y va a casarse con ella, la puñalada ocurre cuando lo ve con otra de la noche a la mañana. Buenos días Ariel, así son los príncipes. Si fuéramos amigas te diría que hagas terapia y pases de Eric porque aunque te ponga el anillo lo vuestro tiene para mí un año y medio vista de fecha de caducidad. En primer lugar porque no te conoces ni sabes quien eres, en segundo porque has pasado de que te controle papá a depender de tu novio y eso no es bien aunque siga de moda y en tercero porque te has unido a su mundo a ciegas y sin mirar que has pagado el precio de no ver nunca más a tu familia, ni tu casa, ni a tus hermanas, ni amigos. Ningún chico que te quiera (bien) te quitará eso si lo hace es un príncipe disney, sal corriendo.

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