lunes, 21 de septiembre de 2015

La belleza está en el interior

              Hacía casi un año desde la ruptura con su primer novio. Catrice había sufrido mucho ya que él le había sido infiel hasta el extremo, pero lo peor fueron los cuernos con su mejor amiga Shoshana en navidades. Él la había maltratado psicológicamente durante toda la relación y ella se había dejado llamándolo “amor”.

El médico le recetó ansiolíticos. padecía ataques de ansiedad, pánico y agorafobia desde que se acabó. Sólo la calmaba comer y ni siquiera la apaciguaba del todo hacer eso. Engordó veintitrés kilos en cuatro meses de verano entre la cortisona y los atracones compulsivos. Le importaba poco porque no salía de casa si no era para ir a clase. Sentía asco de sí misma y miedo de todas las personas que la rodeaban por si volvían a hacerle lo mismo.

Al cumplirse casi un año de esto se animó a intentar perder peso y quiso la fortuna que a las dos semanas de esta saludable decisión, conociera a un chico. El chico era amigo íntimo del novio de su mejor amiga y se había fijado en ella contra todo pronóstico.
Su mejor amiga y la pareja de ella reforzaron el hecho de que salir de casa era buena idea y que era tan buena que alguien diferente se había interesado en ella.

Se vieron un par de veces en grupo y flirteaban, Catrice había dejado las pastillas hacía poco pero aun estaba muy triste por todo lo sucedido. Al final nadie olvida un primer amor, sea como sea.

Pasado un tiempo, unas cuantas citas grupales y varios mensajes de texto al móvil,-(no había whatsapp en el año de este cuento)-. Su mejor amiga y su novio sugirieron a Catrice ir a comer al restaurante que regentaba el padre del aspirante a príncipe y al terminar su turno laboral organizar una cita más íntima los cuatro.


La joven Catrice de diecisiete años decidió comprarse ropa y estaba contenta, hacía mucho que no hacía algo así. Tuvo que enfrentarse a que la dependienta le dijera que no había pantalones de su talla siendo su talla una 44 en aquellos tiempos. Ella se animó a sí misma y se dijo que estaba cumpliendo su dieta, que era temporal y que tal vez en otra tienda habría algo para ella.

Total que se compró unos pantalones negros (porque el negro disimula), una camisa negra y unos zapatos de tacón, siempre iba en tacones, le encantaban. No vestía de color porque pensaba que la haría parecer más gorda pero se permitió ponerse sobre la camisa negra, una camiseta de cuello pico y de rayas blancas y negras horizontales porque nadie le había dicho aún que “las rayas horizontales hacen gorda” y las camisetas cortas “sacan barriga”.
Estaba tan ilusionada que se arregló la melena rubia hermosamente y no escatimó en maquillaje ni en brillo de labios, tampoco en perfume, ni se le olvidó llevarse una pequeña muestra para echarse más perfume más tarde y chicles de los de enrollarse cuando tienes 17 años.

El aspirante a príncipe era mayor que ella, unos cinco años y tenía muchas cosas que su ex-pareja no tenía: como un trabajo fijo, coche y antecedentes penales. Pero, qué sabía Catrice.

Durante la comida Catrice apenas probó bocado por si se manchaba la ropa y por los nervios. Era el día y hacía mucho que no se dejaba querer por nadie. Estas cosas son muy importantes cuando eres joven.

Las chicas se fueron al coche a esperar a los chicos. Volvió sólo y solo, el novio de su mejor amiga. Ésta, leyendo la mente a Catrice preguntó.

-¿Y David, va con su coche a casa?
Catrice se dio cuenta de que el novio de su amiga la miró incómodo fugazmente.

-Dice que no va a venir-respondió subiendo al coche.
-¿Y eso? Preguntó su amiga.
Entonces él se giró y mirando a Catrice muy serio le dijo.
-Se ha asustado.
-¿De mí? ¿qué he hecho yo?-preguntó Catrice triste.
-No a ver... Yo le he dicho: “¿no te gusta la chavala, no te liarías con ella?” y él me ha dicho: “qué va tío, no. No quiero liarme con ella porque es una gorda, es bajar de nivel... ¿Qué dirán de mí en la plaza si me ven aparecer con una gorda, es que no es la cara, es el cuerpo tío, está muy gorda”.

Catrice sintió ganas de encerrarse el resto del día en su casa y recordó porque no salía de ahí ni hablaba con chicos desde lo de su ex. De vuelta a casa le dijo a su mejor amiga:
-¿Ves como yo tenía razón? Nunca les he gustado a los chicos porque estoy gorda y si se acercan a mí es por amistad, siempre se avergüenzan de mí.
-Bueno... Ya sabes como son estos chicos que las quieren modelos, tú pasa...
Y ella pensó muy fuerte:“y yo nunca lo seré y voy a llorar mucho por esto en cuanto suba a casa”.

Subió a casa y su padre la recibió en la puerta, le dijo que estaba muy elegante y le dio un abrazo, ella se echó a llorar y su padre le repitió lo de siempre.
-Nemesia, -(así es como la llamaba)- ¿no recuerdas tu película favorita qué dice? -le secó las lágrimas-. ¿Qué canta la señora Pots en la Bella y la Bestia?
-La belleza está en el interior.-hipó.
-Pues por eso no tienes que llorar, tienes un corazón de oro y cuando seas mayor te darás cuenta de que los chicos valoran otras cosas.
-Ya soy mayor.-replicó enfadada.
-Bueeeno pues más mayor que ahora. Ahora los chicos no piensan a esta edad, están atontados con sus motos y sus gameboys y cuando seas mayor ya verás como valoran otras cosas.

[…]

La (des)gracia de trabajar cara al público es que te encuentras con gente que no has visto en tu vida y gente a la que no quieres volver a ver en tu vida pero que decide venir a comprar a tu tienda.

Este joven -ya no tan joven- entró con su pareja y un cochecito de bebé con niñita adorable a bordo.
Él no me reconoció y yo fingí no haberle visto antes en la vida.
Me miraba como si yo le resultara familiar, pero no se animó a decirme nada. De seguro para él no debió ser importante juzgar a una chica así. Me sentí tentada a decir algo pero creo que la madre de su hijo habría alucinado. Al final hace muchísimos años y para él debió de ser una tontería. Yo sin embargo no he olvidado cuán desgraciada y desafortunada puede ser la gente.
Ojalá él hubiera sido el único que me dijera cosas así, pero no. Me flipa el argumento de estos seres: “no, es una gorda”. Es doloroso provocar rechazo con la existencia física de uno ya que mi cuerpo es donde vivo y no puedo tener otro.

Creo que todo lo que nos pasa en la vida son pruebas y lecciones, esta persona me enseña como no quiero ser.

Deseo que a la hija que ahora tiene nadie le diga lo mismo que él me dijo y que como padre no tenga que verla llorar por tamaña maldad.


lunes, 31 de agosto de 2015

No quiero salir en el telediario

Callar parecía buena idea hasta que me ha dado un fuerte ataque de pasado.
 

Mi corazón ha aguantado y me dice que está ahí.
Estoy forzando al cosmos a repetir la historia porque nunca hubo final. Aunque me escriba uno cada cuando recuerdo la historia.
 

El karma me sonríe sin dientes cuando te pone en la mano a barbie "vans of the wall" y te has acostado con todas sus amigas, accesorios que se te venden por separado. Da ganas de vomitar pero me voy a mi restaurante favorito y ahora no tengo tiempo.

La macabra coincidencia nos reúne a los 3 en 31 y el trío se repite. Y la que sobra soy yo porque las lágrimas me están follando las ganas de vivir y ya no respiro porque soy llanto.
Que no olvido que salí huyendo.
Llorando.
Salí corriendo y no perdí el zapato, perdí la sonrisa.
No buscaste ninguna de las dos cosas, ni yo tampoco porque no sabía por donde empezar.
He perdido un ser amado y me rimó con desgraciado.
He dejado lo que más amado en otra mano. Pero tenía dos que eran casi místicas porque estando en todas partes nunca están, ni se quedan en ninguna. Amélie llora porque no lo sabía, llora lo que se merece pagando karma, pero los impuestos los desembolso yo.
Y ya no lloro.


Se me hicieron agua las flores y se me regalaron para poder respirar cada 5 gotas que me rozan la lengua.
¿Siempre nos encontraremos huyendo? cada vez que hago las maletas y las deshago. No quiero volver a ningún sitio.
Siento arrepentimiento hasta del instante en que unimos nuestros ombligos. Y he vertido más lágrimas por ese deseo concedido que por todos los suplicados contigo.
 

Y me están follando las ganas de vivir entre dos trabajos.
Esta amargura me sale del estómago, sólo es dolor desatado, las cuerdas guardaban una podredumbre que sólo vi tarde, como me pasó con tu alma.


Estoy aprendiendo a perdonar porque no quiero salir en el telediario.
 

Que después de a ti hoy también me la he cruzado. 
Le lancé un puñetazo contra el labio y otro le dió en el occipital y ya no me mira, mientras estaba en el suelo le he pateado las costillas que abrazaste, le he roto dos y no le ha dolido tanto como a mí me dolió lo que hicisteis. Lo está certificando un médico, ha muerto una parte de mí y su dolor es ínfimo al lado de éste. Pero las hienas no piensan, sobreviven como pueden. Estoy esperando al coche patrulla entre mis dos trabajos. Les he contado mi historia a los dos agentes y han llorado. El samur hace su trabajo.
 

Estoy aprendiendo a perdonar porque no quiero salir en el telediario.
 

Con el labio partido y un diente roto llora y pide perdón sentada en la ambulancia. Y yo la perdono y os perdono a todos. 
Me perdono por amar.
Me perdono por amar.
Me perdono por quedarme inconsciente y que me susurrara una voz al oído "dime qué coño está haciendo contigo".
Nunca he querido salir en el telediario, todo fue soñado.
 

Cuando vaciaba aquel bidón de gasolina en el suelo de tu casa sólo pensé que ya no me acuerdo de cómo suena mi risa y cuando tiré la cerilla lo recordé. Pensé en la justicia y ahora está ardiendo todo y no vas a encontrarme.
Me inmolaste el corazón pero aun puedo correr aunque me estén follando las ganas de vivir.

Estoy huyendo hacia ninguna parte, tus colegas de prensa me preguntan si me siento culpable y yo os perdono porque no quiero salir en el telediario. Por fortuna lo he soñado.
Tengo miedo de cumplir mis sueños cada vez que me buscas y te veo.
Cada vez que recuerdo te llamo y te sueño. Estamos unidos en un vínculo eterno, indestructible.
Ya no sé si el karma me pide así que me cobre, o si sólo es una voz que yo escucho mientras enumero mi lista de personas que matar antes de dormir, como la pequeña de los Stark que me enseñó a matar por la punta de la aguja. Y después duermo y me despierto en una vida donde me la gasto para ganar dinero.
 

Yo para ser feliz quiero un orgasmo en las Islas Figi, un abrazo en enero, no quiero que te atropelle un camión sólo quiero que recibas de lo que has dado. Lo llamo justicia.
 


Para ser feliz voy a comprarlo llorando mientras estas flores me acarician la lengua. 
Para ser feliz quiero una cama balinesa para dos delante del mar, fruta fresca y cosquillas en la barriga. 

Para ser feliz no quiero volver a veros en mi puta vida.
 

Quiero ir al cine y compartir manos y palomitas, dormir desnuda y no tener miedo al desayuno con café y realismo. Quiero saber que es acostarse despacio para no vestirse a salir corriendo.
Merezco una puesta de sol con dos manos en forma de medio corazón y un beso.
Hay que vivir sabiendo lo que es que no te follen las ganas de vivir jodiendo. Que no puedo más con el "pero".
 

La vida se burla de lo que tú y yo nos merecemos. Creo que el director de la obra nos ha cambiado los papeles y voy a romper el mío por no hacer lo propio con tu cara.
Quiero olvidar y perdonar para no salir en el telediario y si me ven ahí algún día era todo verdad que todo fue una mentira.

jueves, 9 de julio de 2015

Pero te di una vida y tú ni me has mirado

-¿Dónde te duele?-preguntó Catrice ansiosamente.
Sólo había silencio. La niña miraba al vacío y apretaba fuerte contra el pecho el peluche del león.
-Dime algo por favor.
Los ojos grises anegados dejaron caer dos lágrimas que rodaron desde las mejillas al vestido negro.
-Tienes que hablarme. No puedes volver a hacer esto. No lo resistirás otra vez.

Ya no brillaba, se había apagado. Sólo se escuchaba una agónica respiración.
Catrice lo entendió todo. Se estaba muriendo. Se iba a morir allí. Sintió una fuerte presión en el pecho y la angustia en el estómago. Ya no podía llorar más (o eso creía).
Miró a Félix, estaba sonriendo. No era feliz pero se le veía bien, se le veía muy bien. No dejaba de mirar a la bella Irina de ese modo en que miraba él cuando no sólo estaba mirando.
Dolía de un modo en que no podía doler más. Se preguntaba cuán alto era el umbral de su dolor y estaba tan horrorizada como asombrada por ello.
Se escuchó una sonora aspiración interrumpida por otra más fuerte.
Catrice la tomó en brazos antes de que se desplomara.
Apenas pesaba algo y sostenía casi sin fuerza ya su peluche del león.
-Nemesia por favor, -Catrice reprimía el llanto- te pondrás bien-le mintió-. Tienes que perdonarme, perdonarme por dejarte con él. Por favor dime algo.
Nemesia miraba al techo con bigas de madera al descubierto. Sus ojos estaban muy abiertos por fuera. Muy cerrados por dentro.
-Siento haberte dejado. Te lo dije... Te lo avisé aquel día en la playa. Pero no te culpo, perdóname. Te pondrás bien. Saldrá el sol y ya no tendrás más frío.
Entre jadeos balbuceó algo. A Catrice le pareció entender "efelix". Pensó que Nemesia le llamaba en su delirio.
-Félix no te está mirando Nemesia. -Le acarició el pelo y la besó en la frente-.
Tenemos que huir de aquí... Las dos, juntas.
-¿Es... Feliz?-volvió a preguntar Nemesia, esta vez más claramente.
Catrice no podía creerlo. Tenía que mentirle, era verdad que se estaba muriendo.
Miró hacia Félix, estaba sonriendo y divirtiéndose. Todas reían sus gracias, tenía el brillo de Nemesia, Catrice lo veía, era deslumbrante. Hacía meses que Nemesia se lo regalaba por el aire las pocas horas que él dormía y no estaba bebiendo.
Nemesia había hecho un "gran" trabajo y sabía de quien iba a ser el 'premio'.
Catrice estaba destrozada en todos los sentidos, simplemente estaba viviendo uno de esos momentos que marcan un 'antes' y un 'después'.
-Es muy feliz Nemesia, es muy feliz cariño...-Reprimió el llanto-. Lleva puesta la sonrisa que le pintaste en aquel dibujo. Se le ve muy feliz.

Lo peor de aquello es que era mentira. Pero le hizo nacer una frágil sonrisa. Una sonrisa antes de dormir.

-¿Le he salvado? -aspiró con dificultad-. Le he salvado ¿verdad?

-Sí Nemesia, le has salvado mi niña. Va a estar muy bien te lo prometo, no te preocupes más por él. Está radiante como aquel día de abril en el marco de la puerta, como la osa menor que os miraba en la playa pequeña. Es muy feliz, le has salvado de todo.-"Menos de sí mismo", pensó Catrice.

Nemesia se quedó dormida y dejó de respirar al tiempo que cayó su peluche de león al suelo.

viernes, 19 de junio de 2015

Piedra, papel o tijera

Hay daños colaterales, bandos y aliados en todas las guerras.

El amor es el único reposo de la guerra como Afrodita para Ares en aquel sofá. El amor propio, claro, que es para siempre.

No voy a mentir, se me han caído unas cuantas flores cuando he sabido que el uranio era tóxico y que hoy estaba enriquecido de vacua felicidad.

No tiene nada que ver pero sí. Urano significa cielo, como sus ojos. Significa hijo del tiempo, el tiempo que quita y da razones. Hace meses que espero al tiempo para que cambie y ya sé que eso no se hace, que ha de cambiar uno mismo. Por eso he llovido, he nevado, he llovido, he sembrado, he llovido más, he tenido mucho frío.
He florecido y me ha pillado esta tormenta de verano, se me han caído flores. Estoy yo viendo y lloviendo la primavera que no quiere ser verano y no puedo llover más. Puedo quitar la palabra llover de la última frase sólo por hoy.

Me ha dicho el tiempo que no se puede hacer nada y escribo.

Estoy muy triste porque en primavera también hay nubes y en invierno sol, debo rendirme a eso en cuanto pueda pero no me sale.

No quiero que se malinterprete esto. Estoy muy llena, la verdad; podéis coméroslo por la connotación de su primer apellido. No se trata de eso, sino de recordar muy fuerte que cuando se pierde muchas veces se gana. Lo siento, hoy no me acuerdo de nada.

Perdí una amiga. Gracias por enseñarme lo que no es una amiga.

Me rompí en tantos trozos que al montarme me sobran y faltan piezas. Gracias por romperme es lo que diferencia a los humanos de las hienas.

Aún me pregunto a veces si mi misión es curar al mundo de la ceguera, pero antes de terminar la pregunta sé la respuesta.
Yo también te echo de menos Bob, eres el daño colateral que he sacrificado por mí. Sé que lo sabes. Deberías ir a la playa solo, ellas quieren tu sangre y van a tirar el cuerpo a una cuneta cuando se la hayan bebido. Deseo equivocarme muy fuerte.

Si nadie hubiera creído que el lobo disfrazado era la abuela de caperucita no habría cuentos. Los ingenuos hacen falta en el mundo. Tú no ves la maldad del mundo Bob, pero en el nido de cobras tienes que ser una de ellas o te envenenan. Deseo equivocarme muy fuerte.

Estoy muy triste por haber comido amor de sobras y no de sobra. Quiero entender como se quiere después de morir.

Sabina me ha cantado que lo malo de morir de amor es que no mueres. Yo le he entendido, él no lo hizo y por eso os está mintiendo a todos diciendo que un día me quiso y no pudo y está lloviendo, se me ha caído otra flor.

Tengo que aceptar que hay personas que sigan respirando y que otras ya no respiran. También, la soledad de esta frase y una despedida que me he inventado porque no existe.

Me encuentro en un día en que los malos ganan, o en un año. No pasa nada, tampoco puede llover siempre.


viernes, 29 de mayo de 2015

Vuelve

1 Pensarme y quererme antes de ser.
2. Darme la vida.
3. Sacarme mi primera foto, a las dos horas de vida con los ojos muy abiertos al mundo y quererme mucho.
4. Darme el nombre de tu madre.
5. Encender la calefacción cuatro horas antes de que llegara a casa porque en febrero hace mucho frío.
6. Llorar de emoción al llevarme a casa por si no sabrías ser un buen padre y cuidarme bien, hay que ser muy humilde para eso.
7. Pedir ayuda para darme mi primer baño tu solo por si me hacías daño porque yo era pequeña.
8. Dar sentido a la palabra “papá”.
9. Recordar mis primeras palabras “tomate-pimiento-pepino”.
10. Darme una hermiga para la vida.
11. Darme siempre la mejor educación, comida y vestido que estaba a tu alcance.
12. Obligarme a devolver aquella cajita de música que “tomé prestada” en la escuela y pedir perdón por ello a la maestra.
13. Comprarme un vestido de flores verdes con cuatro faldones y unos zapatos de charol para mi primer día de preescolar.
14. Enseñarme a perdonar a las niñas que me trataron mal mi primer día de escuela y a convertirlas en mis amigas.
15. Comprarme mi primer libro y mostrarme que me gustaba leer.
16. Mirarme durante todas las lecciones de natación y saludarme siempre desde la ventana que miraban los padres como si fuera la cosa más fascinante del mundo.
17. Aprender a hacerme una coleta “de cebolla” inventada por ti.
18. Enseñarme que no era una deshonra aprender a atarme los zapatos después que mi hermana.
19. Enseñarme a cocinar y darme tu compañía y tu mano siempre.
20. Mostrar mi primera redacción de cuatro páginas que escribí en Primaria a todos tus compañeros de trabajo lleno de orgullo paternal.
21. Creer en mí.
22. Cuidarme siempre que estaba enferma.
23. No quejarte nunca de todas las madrugadas que me llevabas en volandas al hospital cuando me daba el asma y tenías que ir a dar clase sin haber pegado ojo.
24. Llevarme a parques nuevos y diferentes porque me iba a divertir mucho.
25. No cansarte de mirarme trepar por las cuerdas 732387467384 veces, como si fueran todas la primera vez.
26. Enseñarme a compartir mis cosas con mis compañeros de escuela.
27. Enseñarme a ayudar a los demás.
28. Enseñarme a cuidar y querer a los animales.
29. Enseñarme que las personas que me insultaban en el colegio y se metían conmigo llamándome “gorda” , “pies planos” y “cuatro ojos” no eran importantes y que todo eso desaparecería cuando fuera mayor.
30. Repetirme muchas veces que el día que alguien me quisiera de verdad lo haría por encima de mi aspecto y que eso era el amor de verdad.
31. Llorar conmigo cuando me rompieron el corazón.
32. Darme todo lo que deseaba cada Navidad y más por si acaso.
33. Robar una muñeca “compi disco” en navidades del carrito de una señora porque ella llevaba tres y querías darme una.
34. Inventarte historias fantásticas y creíbles sobre Papá Noel y los Reyes Magos.
35. Enseñarme sobre arquitectura, escultura y pintura en todos nuestros viajes.
36. Montar conmigo en el Space Mountain de disneyland París fingiendo más coraje del que sentías.
37. Enseñarme constelaciones mientras me acariciabas el pelo.
38. Hacerme con tus manos mi primer columpio, usando una tabla de madera y unas cuerdas.
39. Enseñarme a ir sin ruedecitas en bici y una valiosa lección cuando me caí porque no supe frenar. “Ahora ya no volverá a pasarte”.
40. Enseñarme a ser fuerte por mi hermana cuando mi madre estaba enferma.
41. Respetar a mi novio aunque no te gustara nada.
42. Concederme todos los caprichos a cambio de mis buenas notas. Las recompensas, vienen del esfuerzo.
43. Respetar y alimentar mi sueño de ser abogada y escritora.
44. Estar orgulloso de mí siempre, pese a mis errores.
45. Preparar cenas para cuando venían mis amigas a casa y ser amable con ellas.
46. Mandarme mensajes bonitos todos mis cumpleaños.
47. Enseñarme a querer y a cuidar de los demás.
48. Enseñarme a responder con mordacidad si era necesario.
49. Bailar conmigo en todas las bodas.
50. Darme lecciones de vida como que “no hay mayor desprecio que no hacer aprecio”, “los hombres como los kleenex, usar y tirar”.
51. Enseñarme que amar de verdad significa dejar ir a esa persona si va a ser más feliz así, independientemente del daño que eso cause.
52. Repetirme toda mi adolescencia “ningún hombre se merece tus lágrimas ni siquiera tu padre el día en que se muera”.
53. Apoyarme las cinco veces que suspendí el examen de conducir y decirme que era cuestión de autoconfianza y tiempo.
54. Querer comprarme un primer coche mejor y más caro que el tuyo para complacerme y regalarme el que me vino en gana.
55. Enseñarme lo que cuesta ganar el dinero, lo rápido que se va y lo difícil que es ahorrarlo.
56. Tener sentido del humor.
57. Hacer que las navidades fueran una fiesta.
58. Enseñarme la importancia del lenguaje.
59. Protegerme de todo y de todos.
60. Tejerme todas mis bufandas en mis colores favoritos haciendo nudos de macramé.
61. Enseñarme a no tener miedo.
62. Darme tu último beso, tu último abrazo, tu última caricia.
63. Despedirte para siempre poco antes de navidades para que pudieran volver a ser felices.
64. Enseñarme cosas aún habiéndote marchado para siempre.

Cambiando de tema o no, hace varios meses estando total y absolutamente enamorada le pedí a ese hombre que volviera con todas mis fuerzas. Hay que tener mucho cuidado con los deseos porque a veces se cumplen.

Contra el consejo de todas mis amigas y de toda sensatez le regalé una carta. Soy de esas que aún escribe cartas. Benedetti dijo que una carta de amor no es una carta de amor sino un informe de ausencia y yo le echaba de menos. En esa carta había mucho amor y ninguna esperanza pero el destino quiso que hubiera respuesta por su parte.

De nuevo, haciendo caso omiso a todo el mundo, como se hace cuando se quiere de forma tóxica, le regalé una respuesta a su respuesta. Le regalé una canción que me hizo llorar y pensar en él la primera vez que la escuché. Sé que es típico, pero al final enamorarse es poco original. La canción se llama “vuelve”.

Yo sólo quería que volviera y lo pagué muy caro... Estoy bien.

Mi hada madrina dice que pronto dejaré de dar mi corazón a quien no lo tiene o se lo esconde mucho.
Muchos meses más tarde y como mi padre nació el 31 de mayo y es el mes de las flores, volví a escuchar esa canción, si se la dediqué a quién no la merecía por amor, puedo crear algo con todo eso y de pronto pasó que la misma canción adquirió un sentido diferente.

Estoy fuera del mapa donde vive mi padre y de los 64 que no va a cumplir, pero anoche me permití soñar con un “vuelve” muy fuerte y escribirlo por el aire para soplarle unas velas.

ANDRÉS SUÁREZ- VUELVE

miércoles, 20 de mayo de 2015

Hay que parar

A los dieciséis años fui alumna de primero de Bachiller en el Madina Mayurqa. 
Tuve la suerte de tener muy buenos profesores que me enseñaran conocimientos que aun puedo recordar como algo que he aprendido.

Como era propio del bachiller de humanidades que cursé se me enseñó latín y griego clásicos.

En no pocas ocasiones me han venido a la mente muchos momentos compartidos durante las clases de griego con mi profesor José Ramón del Canto. (Le nombro con cariño, ya que sé que me lee).

Un día en una de sus didácticas lecciones nos explicó un mito griego. Uno de tantos, tal y como solía hacer con la pasión y el amor por la docencia que le caracterizan y que tan bien transmite.

El mito de la hidra de Lerna me marcó y se me quedó grabado. Como sabéis, trata de un antiguo monstruo acuático policéfalo similar a una serpiente. Poseía un aliento venenoso mortal y se discrepa sobre el número de cabezas que tenía, desde tres a doce según la versión.

Los dioses encomendaron doce trabajos a Hércules y matar a la Hidra era el segundo de ellos. Hércules hizo uso de la fuerza (como no podía ser de otro modo) y amputaba cabezas sin descanso, pero por cada una amputada dos más brotaban del ponzoñoso muñón. Cayó entonces Hércules en la cuenta de que así estaba fortaleciendo al monstruo y lejos de aniquilarlo.

Del Canto -(así es como le llamábamos todos)- siempre establecía paralelismos con la vida cotidiana para enseñar. Todo buen profesor como él, sabe, cuando enseña, que no sólo enseña un mito; sino que abre una nueva vía de conocimiento y aprendizaje al alumno, una inquietud, una aplicación práctica de una teoría transmitida con verdadero y contagioso entusiasmo.

En su intención formativa, comparó con maestría el combate de Hércules contra la Hidra con el enfrentamiento de alguien contra las habladurías y provocaciones de otra persona.

Así nos enseñó que Hércules no estaba solo en su lucha sino que contaba con la ayuda de su sobrino Yolao que, inspirado por Atenea, (diosa de la inteligencia) acertó a quemar los ponzoñosos muñones con un paño ardiendo para así, con la cauterización, evitar el nacimiento de dos nuevas cabezas por cada una amputada y poseedoras de un aliento venenoso y mortal.

Los rumores, las provocaciones  con inquina y habladurías proceden de cabezas con aliento venenoso. Lo más inteligente parece, entonces, cauterizar para aplacar y evitar que nazcan nuevas cabezas. ¿Para qué usar la fuerza?, ¿para qué enfrentarse y permitir que nazcan dos nuevos conflictos y que a su vez deban ser rebatidos?

Ese día no sólo aprendí un mito. Se me enseñó una filosofía de vida que mi vehemencia adolescente y mi ego no toleraban.

Nunca he tenido miedo al enfrentamiento verbal y por eso, entre otras muchas razones, estudié Derecho más tarde. Como Hércules, cuando fui adolescente y también ahora que soy "adultescente" tuve y tengo fuerza en ello. Una fuerza que hay que usar con templanza y que sólo puede ser aplacada con la calma que le da a uno la edad y las experiencias.

Casi doce años más tarde la vida me ha evocado ese mito ante las provocaciones insidiosas de algunos enemigos.

Hay una frase que me gusta mucho: “si cuando hablas nadie se molesta es que no has dicho absolutamente nada”.

Con los años a una se le va calmando el carácter, o las ganas de ir a por algunas personas para cortar cabezas o sacar a pasear la motosierra con no pocas razones.
Cuando te enamoras con el alma de alguien que desconoce el verbo y su sentido, cuando tienes amigas que traicionan eso sintiendo la necesidad imperiosa de fornicar sobre tus sentimientos con traición, premeditación y alevosía para quedar por encima como el aceite.
Cuando después de eso dejan en evidencia tus sentimientos y con perdón de la expresión, deciden defecar sobre los mismos sin disculpa ni ulterior explicación. En esos momentos, es de humanos querer cortar cabezas pero es de sabios dejar al tiempo jugar sus cartas y disfrutar del espectáculo con unas palomitas o unos crudités.

Cuando al poco de toda esta novela, otras, sabiendo que te ha pasado todo eso y estás levantando cabeza y te ha tocado un merecido beso en los labios hacen un “cuando me di cuenta ya nos habíamos acostado”.
En esos momentos no me acuerdo de Hércules, más bien monto en la ira de Aquiles y veo mi débil talón. Me regocijo de que éste sea un corazón que siente y es leal y de ver que las cabezas de aliento venenoso no lo merecieron nunca. Y es que mi padre siempre me decía que “las malas lenguas no merecen besos” y que “amigos que no sirven y trastos viejos, pocos y lejos”.

Supongo que personas más capaces que yo, inspiradas por la inteligencia también, como le ocurriera a Yolao, tenían que enseñarme que hay que parar de cortar cabezas.

Hay que cauterizar para derrotar y la mejor manera es no contestando, o lo que es lo mismo, y cito un fragmento del libro la reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada:

“Lo más difícil de una reina es serlo y seguir siéndolo pese a todo y a todos, mantenerse en su trono llevando erguida la cabeza aunque le lluevan a una chuzos de punta, porque eso distingue a una reina de una princesa de Diadema Floja”.

domingo, 15 de marzo de 2015

A lo mejor

A lo mejor no hace falta.



A lo mejor que llegue la primavera y después verano y el momento de enseñar el cuerpo no es un momento para agobiarse (como cada año).



A lo mejor todas esas revistas e imágenes que consumo de mujeres perfectas no son tan importantes como me hacen creer ni como yo las veo.



A lo mejor no pasa nada si no pierdo uno, dos, tres, cuatro o cinco kilos para este verano, como me obligo cada año.



A lo mejor no pasa nada si mi sonrisa no es la más blanca, si mi piel no es la más tersa.



A lo mejor no pasa nada si no practico el normcore, ni llevo una melena midi. Ni si tengo piel de naranja o de melocotón, ni ojeras, ni si me ha salido un grano.



A lo mejor no pasa nada si trabajo cara al público y no voy maquillada. A lo mejor no ir maquillada no tiene que significar tener mala cara.



A lo mejor no importa si a los hombres les gustan las flacas, o les encantan las mujeres con curvas.



A lo mejor no importa si les gustan las tetas o los culos.



A lo mejor no he nacido para gustar a nadie y sólo debo gustarme a mí y no quieren que lo sepa.



A lo mejor todas las egobloggers y ángeles de Victoria Secret que sigo en las redes sociales no son tan felices, ni tienen vidas tan perfectas. A lo mejor si de verdad las tienen tampoco importa.



A lo mejor no pasa nada si no soy tan bonita, ni skinny como Alexa Chung, ni tan estilosa.



A lo mejor no pasa nada si no tengo el exquisito gusto de Olivia Palermo.



A lo mejor no es deprimente pensar que nunca podré ser como Miranda Kerr o Adriana Lima.



A lo mejor tengo algo que nadie tiene y no quieren que lo sepa mientras miro esas imágenes.



A lo mejor todos esos que me cambiaron por otras sólo porque pesaban cuarenta kilos tampoco importan.



A lo mejor toda esa gente que te dice si estás demasiado gorda, o demasiado flaca, o si eres guapa, o si no... A lo mejor no importan tampoco.



A lo mejor desde niñas no nos enseñan a querernos porque así nos domina mejor todo el mundo.



A lo mejor mientras me obligan a necesitar una crema reductora y anticelulítica no pienso en cosas importantes como que a lo mejor me despiden si me quedo embarazada o que cobro menos por ser mujer.



A lo mejor no se me está pasando ningún arroz por no tener pareja a mi edad.



A lo mejor no me gusta la ropa que llevo, sino la que la industria me dice que me gusta. 

A lo mejor no tengo complejos y me han obligado a crecer con ellos.



A lo mejor no necesitamos adelgazar, ni engordar, a lo mejor necesitamos querernos lo suficiente como para dejar de escucharles cuando nos dicen que debemos hacerlo.



A lo mejor puedo comerme un crêpe y no sentirme culpable, a lo mejor puedo verme en el probador de Zara y no odiarme por no lucir como sus modelos.



A lo mejor mi niña interior no entiende porqué no es guapa para la sociedad, ni lo será nunca, ni por qué eso es tan importante.



A lo mejor cada vez que no nos aceptamos y nos llamamos: "feas", "gordas", "flacas"... No nos lo decimos nosotras. A lo mejor les estamos dando voz a quiénes debieran callar.


miércoles, 4 de marzo de 2015

Domingos de mi vida

Convierto en realidad todo lo que escribo retroactivamente y la vida va y me lo repite, para ver si he aprendido algo porque es un espejo.

Cuenta la leyenda que conoces a un guapo, no de esos que los tienes cerca y te falta el aire, pero también. Sino uno de esos que los tienes lejos y suspiras.

Me vestí con un abrigo rosa pastel porque el Universo había plantado un camión de los helados del color de mi abrigo para conocernos y que nos hiciera una foto.

En esa película nos conocimos el actor-cantante y la escritora amateur de abrigo rosa con dos amigas.

-¿Vas a escribir sobre mí en tu blog? Dime que lo harás.-Suplicó.
-Por tu bien deseo que no, eso significará que ya no existes querido.

Pero no esperaba que el guapo entendiera eso.

-Mi niña, no quiero estropearte el momento porque aquí hay tema pero es Félix II, es igualito que él, se parecen muchísimo.
-Por Dios calla, que yo también lo he pensado y esperaba que fuera producto de mi imaginación.

-Ahora en serio, ¿vuestra amiga es de verdad?-preguntó él.

Lo bueno de que Félix II se ganara mi amor con esta frase, es escucharla y que sepas qué significa connotativamente. Pero lo más divertido es hacerle creer que eres la clase de pobre y dulce niña que no lo sabe.


-¿A alguna os gusta el sujeto en cuestión?
-Tengo novio y le quiero.-Dijo una.
-Estoy enamorada de mi ex.-Dijo otra.
-Pues me lo pido.

TOMA 2

Pero tenía los ojos grises y un plan para perder la conciencia como Félix II -Sauron para mis amigas- en sus horas más bajas, con la belleza en sus horas más doradas.

La cosa es que había más diálogo que en una película de Tarantino y más ganas mutuas que de comer algo al salir de trabajar de un agotador turno de ocho a tres. Pero también eso es bonito cuando se está jugando al mismo deporte vino blanco mediante.

Entonces coge una guitarra y me canta pero me dice que yo lo hago mejor. Utiliza un manual de ligue de 1992 que me prestó Félix II y sé cómo va a acabar la película sobre el hambre y las ganas de comernos las dudas que quedan.

-Que no me mires con esos ojos que me pones nervioso y tu mirada no es de este mundo.-Dijo él.
Esta frase se dice cuando es él que te está mirando con los suyos, con pretensión de erótico resultado, y también sale en el manual. Significa: me pones y no es nervioso, pero queda más tierno en forma de mentira romántica.

Entonces pasa que dice que hago magia cuando hablo y que cómo lo hago porque es increíble pero no le importa mucho porque ya me ha cogido de la mano y paseamos. 

Subimos el nivel.

-Voy a llamar ahora mismo a mis padres y a decirles que me he enamorado y he conocido a la madre de mis hijos.
Esta frase es para huir haciendo la croqueta pero y las risas qué cuando te están mintiendo en la cara y te quedas a ver hasta dónde es capaz de llegar alguien cuando sabes la verdad y con la tranquilidad de que sólo quieres pasarlo bien porque no te crees nada de cuentos porque sabes de historias.

Toma 3

-Quiero acompañarte a casa porque no quiero que vayas sola.
Esta frase implica beso de despedida con potencial derecho a subir según el manual. La nueva versión de “te acompaño a casa” ahora significa, “el trozo que venga de camino a la mía y después puedes irte y como si te atropella un camión”.
Total que el actor te hace creer que te está acompañando a casa pero no te equivoques, tú le estás acompañando a la suya.
En mitad de mi disertación sobre Espinoza me besa como si fuera a morir en los próximos dos minutos.

-Esto no lo hagas en tu vida, besar en conversación es de cobardes que no saben mirarme y romper el silencio en un beso.
-Tú no eres de verdad, no sé donde has estado mis treinta y cuatro años de vida.

Las frases de manual os las repetirán como un gif, "pero no sufráis niñas, no sufráis que el hombre es un farsante" y lo dijo Shakespeare.

-Pues un placer y hasta otro día.-Dijo ella.
-Pero ¿qué vas a hacer ahora?
-Irme a mi casa- (a la que ibas a acompañarme y ya no, mentiroso “pensó”).
-¿Pero por qué no vienes a la mía?
-Improcedente.
-¿Por qué?-Rió.
-Porque no voy a ir sólo porque sepas cantar, besarme y seas guapo. Lo siento, sé que estaba en tu guión, pero me gusta escribir y te lo he cambiado.
-Tú no eres de verdad y por eso quiero volver a verte, te debo una cena.
Esta frase significa en el manual, “todavía no hemos pernoctado con sexo, voy a currármelo hasta que lo haya y después me iré a por tabaco y tardaré veinte años, fume o no”.

Y después viene el beso de despedida que te da un guapo cuando no te ha llevado a la cama en contra de sus planes, un beso largo y desesperado sabor de “no puedo creer que te vayas”.

Suelo zanjarlo con dos palmadas en el hombro.


TOMA 4
El amor en los tiempos de whatsapp.

-Ya estás en casa?
-Sí. -”y no porque me hayas acompañado como dijiste, pensó ella”.

Hay dos clases de hombres: los que saben aceptar un no y obtendrán un sí y los que no saben aceptar un no y desaparecen.

-Por qué no vienes a casa, te doy de cenar y te canto la canción que te gusta?

“Porque no soy una vaca a fecundar querido y si digo no, hace veinte minutos es NO, amén de que la perífrasis verbal 'dar de cenar" es nefasta cuando te refieres a mi persona”.-Pero claro, quiero ser educada y no dejarle en evidencia.

-No. Mañana madrugo.
-Entonces me invitas a tu casa?

“Es triste ver que la inteligencia se halle tan reñida con la belleza a veces, cuando toda la sangre de un hombre se halla en un mismo punto de su cuerpo privando al cerebro de de decidir no humillarse de tal modo”-pensó, pero quería ser educada.

-No. Lo de mi casa en próximos episodios, hoy no.
-ok

Significa: “está indignado porque le has dicho que no y entonces ya no tiene que ser simpático ni agradable".

Y al día siguiente resulta que tu amiga se ha ido a su casa con nocturnidad y sexualidad sobrevenida y que por la mañana postcoitalmene a él le ha parecido de este mundo comentar lo mucho que le apetece conocerte y lo especial que eres y que no te quiere sólo para un polvo.

Entonces me siento como un Rolling Stone; ¡eh! debo de molar mucho, se acuestan con mis amigas para conocerme mejor, no sé si creen que todo se pega o cómo va la cosa.

Sólo puedo decir que tengo muchas y buenas amigas de verdad que son maravillosas y a las que os vais de mi vida por besar y tocar lo mismo que yo puente de plata y que tanta paz dejéis como de gloria os cubrís por vuestras acciones, que no voy a desconfiar nunca de una amiga, que os voy a seguir queriendo. Que la gente que me hiere gratuitamente nunca conseguirá cambiar lo que soy porque ese día habrán ganado.

Que hay hombres buenos y que todos los niños perdidos que conozco sólo confirman que los buenos existen y que hay que escoger mejor. Y que soy muy feliz porque lo tengo todo muy claro y eso es algo que no podéis quitarme haciendo daño queriendo ni sin querer.