lunes, 26 de enero de 2015

Aquí y ahora

Me enamoré hasta hacerme polvo de estrellas porque eso es lo que hago cuando no duermo.
Pinté nueve lunas llenas a su licantropía.
Confié en las alimañas equivocadas y me comieron el corazón desde dentro y ahora tengo uno de trapo que late en negro noche.
Os juro por mi vida que a la niña le recordó a su padre y tenéis que quererla por eso como yo lo hago.
Dijo que besó a la flaca de jarabe de palo para darme una lección y le di ocho kilos al viento para medir mi amor en peso cada vez que soltaba los cubiertos con su nombre en la boca.
Ya me la habían dado antes pero la había olvidado y la niña se quedó muda de pánico y la sigo queriendo.
Dijo que no le tuviera miedo y me quedé a ver luchar a las bestias.
He sujetado la mano muerta que me cogía la mía para caminar por el mundo por eso la niña no tenía miedo y tengo que querela valiente.
Tuve una amiga y se la comió por dentro hasta matarla, me dejó sus bragas en la puerta del alma como ofrenda.
Ya la había tenido en otra vida pero forcé al cosmos a repetir el trauma para superarlo.
Dijo que no había luchado y justé para Joffrey Baratheon con ocho cepillos de dientes con nombre como en las Termópilas. Me preguntó si sabía matar y le dije que sí, que por la punta de mi espada y sin coraza.
Domino la tortuga romana militar desde los quince y por eso me pinto la mirada para la guerra.
Me arrojó a las fieras para ver si sabía luchar y las quemé con mi luz y se quedó ciego de purpurina por mi victoria y ahora sólo ve su ombligo en HD.
Devuelvo almas que se han perdido a sus dueños porque la recompensa por hallazgo de tesoro es de un diez por ciento del valor del mismo, se llama prostitución emocional y salgo barata.
Dijo la verdad mintiendo y mintió diciendo la verdad porque los tigres saben que tienen rayas que deben ocultar para comer ovejas.
Nací con ojos de cordero y de cachorro de husky siberiano según la luz que me da o las sábanas que ha usado.
Antes de apuñalar cadáveres de su armario para pasar el domingo me preguntó si sabía donde estaba el corazón. Esa es la frase que digo cuando voy a dar muerte a alguien y entendí lo que iba a hacer con él. Me lo arranqué y lo rompí a mis pies para que nada pudiera hacerle.
Normalmente me dejo matar por dentro y me rindo porque a nadie le gusta perder, pero yo sé ganar perdiendo y nunca me ha importado.
Con mi último aliento le dije que prefería vivir con un corazón roto que no haberlo tenido nunca y lo está buscando en el diccionario.
Cambié el final e hice la magia de que pude salir corriendo cuando me dijo que yo no sabía correr. Ahora vivo con el alma y escribo desde ahí a pedazos de luz porque yo tampoco sabía de letras ni de sus libros pero tengo el mío.
Ahora tengo cuatro ataques de nervios menos y alguno más.
Tengo veintisiete amigas, un padre en las estrellas, la fuerza del león y lo único que no ha podido matarme. A mí.

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