jueves, 9 de julio de 2015

Pero te di una vida y tú ni me has mirado

-¿Dónde te duele?-preguntó Catrice ansiosamente.
Sólo había silencio. La niña miraba al vacío y apretaba fuerte contra el pecho el peluche del león.
-Dime algo por favor.
Los ojos grises anegados dejaron caer dos lágrimas que rodaron desde las mejillas al vestido negro.
-Tienes que hablarme. No puedes volver a hacer esto. No lo resistirás otra vez.

Ya no brillaba, se había apagado. Sólo se escuchaba una agónica respiración.
Catrice lo entendió todo. Se estaba muriendo. Se iba a morir allí. Sintió una fuerte presión en el pecho y la angustia en el estómago. Ya no podía llorar más (o eso creía).
Miró a Félix, estaba sonriendo. No era feliz pero se le veía bien, se le veía muy bien. No dejaba de mirar a la bella Irina de ese modo en que miraba él cuando no sólo estaba mirando.
Dolía de un modo en que no podía doler más. Se preguntaba cuán alto era el umbral de su dolor y estaba tan horrorizada como asombrada por ello.
Se escuchó una sonora aspiración interrumpida por otra más fuerte.
Catrice la tomó en brazos antes de que se desplomara.
Apenas pesaba algo y sostenía casi sin fuerza ya su peluche del león.
-Nemesia por favor, -Catrice reprimía el llanto- te pondrás bien-le mintió-. Tienes que perdonarme, perdonarme por dejarte con él. Por favor dime algo.
Nemesia miraba al techo con bigas de madera al descubierto. Sus ojos estaban muy abiertos por fuera. Muy cerrados por dentro.
-Siento haberte dejado. Te lo dije... Te lo avisé aquel día en la playa. Pero no te culpo, perdóname. Te pondrás bien. Saldrá el sol y ya no tendrás más frío.
Entre jadeos balbuceó algo. A Catrice le pareció entender "efelix". Pensó que Nemesia le llamaba en su delirio.
-Félix no te está mirando Nemesia. -Le acarició el pelo y la besó en la frente-.
Tenemos que huir de aquí... Las dos, juntas.
-¿Es... Feliz?-volvió a preguntar Nemesia, esta vez más claramente.
Catrice no podía creerlo. Tenía que mentirle, era verdad que se estaba muriendo.
Miró hacia Félix, estaba sonriendo y divirtiéndose. Todas reían sus gracias, tenía el brillo de Nemesia, Catrice lo veía, era deslumbrante. Hacía meses que Nemesia se lo regalaba por el aire las pocas horas que él dormía y no estaba bebiendo.
Nemesia había hecho un "gran" trabajo y sabía de quien iba a ser el 'premio'.
Catrice estaba destrozada en todos los sentidos, simplemente estaba viviendo uno de esos momentos que marcan un 'antes' y un 'después'.
-Es muy feliz Nemesia, es muy feliz cariño...-Reprimió el llanto-. Lleva puesta la sonrisa que le pintaste en aquel dibujo. Se le ve muy feliz.

Lo peor de aquello es que era mentira. Pero le hizo nacer una frágil sonrisa. Una sonrisa antes de dormir.

-¿Le he salvado? -aspiró con dificultad-. Le he salvado ¿verdad?

-Sí Nemesia, le has salvado mi niña. Va a estar muy bien te lo prometo, no te preocupes más por él. Está radiante como aquel día de abril en el marco de la puerta, como la osa menor que os miraba en la playa pequeña. Es muy feliz, le has salvado de todo.-"Menos de sí mismo", pensó Catrice.

Nemesia se quedó dormida y dejó de respirar al tiempo que cayó su peluche de león al suelo.

0 comentarios:

Publicar un comentario