sábado, 20 de febrero de 2016

Gilda

Dicen que hoy es el día internacional del gato y me he puesto nostálgica.
De pequeña, a veces, no fui siempre mayor.
        Mi gata se llamaba Gilda porque un día papá y mamá veían esa película y me gustaba porque era en blanco y negro. De niña me gustaban las películas antiguas y los libros gordos sin dibujos y con letra pequeña. No nací común. De pequeña era mayor porque de mayor también soy pequeña.
Yo quería un gato porque éramos dos hermanas y veía al gato como una responsabilidad que me habían confiado por estar haciéndome mayor y como un hermanito y quería llamarle Don gato, por la canción de "estaba el señor don gato", mi padre se equivocó y me trajo una hembra.
A Gilda la quisimos mucho y di el biberón con todo mi amor a sus bebés gatitos con la pipeta de MICRONOVA, era aquel juego de los noventa para pequeños científicos de la marca "mediterráneo" que me permitió tener mi primer microscopio y analizar muestras campestres. Gilda nos dio a Blanquita, Grisi, Gordi y Teji. Fuimos unas niñas muy felices con nuestros gatos.
Recuerdo amar animales y poder tocarlos, pero desde los 9 años me producen asma alérgico y dermatitis. Recuerdo tocar a mis gatos, perros de otras personas, corderitos, patos... 
 
Recuerdo todos los grises de Gilda y lo mucho que nos quería.
Le gustaba cazar pajaritos y nos dejó alguno que otro en la puerta de casa. Gilda era mi familia.
Era una gata muy hecha al campo, le dábamos pienso pero cazaba para comer.
 
Volvimos, como cada fin de semana a nuestro campo. Gilda no estaba majestuosa como una leona sentada para recibirnos ante la verja de casa. Estaba acostada en el césped.
La cara de mi padre era la de cuando mi abuelo Elías, su padre, se fue al cielo cuando yo tenía cinco años. Yo lo entendí todo, Antonia jugaba con sus muñecas a mi lado en el coche.
Algún cazador la miró tras su escopeta y le metió una bala entre sus hermosos ojos azules. Mi Gilda volvió al Universo de donde vino a conocernos.
 
 
Mi hermana, nuestra Gilda y yo.

viernes, 5 de febrero de 2016

Hace un año

Si la mirada es el espejo del alma ésta lo calla todo gritando.

Un año son 365 días y cada noche es un año si te dan miedo. Yoda me ha dicho que yo tampoco tendré buen aspecto cuando yo tener 900 años.

Mi despiste no sirve para olvidar todo aquello. Debajo de los ojos llevaba su: “llego tarde porque me he pasado la noche follando”, por dentro había mucha agua que todavía no había salido. La gente no sabe de él tanto como yo. Si miro esta foto lo veo.

No se puede defenestrar a alguien desde un octavo por pronunciar esa frase, si lo haces vas a la cárcel y los malos cada vez son más felices.
Sabes que el dolor es grave cuando no puedes maquillarlo y vas maquillada.Cuando el dolor es algo que te has pasado y haces como que no te importa a nadie le importa y hay una niña interior que llora muy fuerte.

Todos pueden ir pero tú no. Sabes que has de esconderte, la cama es tu nido, hay que abrigarse el alma cuando está perdiendo demasiada sangre y te han hecho el corazón polvo de estrellas.

Menos mal que no pude ver lo que sin ojos veía. El cuento se hizo al revés, el príncipe se hizo Bestia.

Mi hada madrina me intenta enseñar con libros y amor que la Bestia nunca es príncipe pero sabe disfrazarse. Mi hada madrina es muy buena, yo soy una alumna difícil. Ella tiene paciencia conmigo.

“Es que le amo hada madrina, le amo de morir de purpurina y corazones, lo amo con todas sus sombras, lo amo de que me nacen erizos en la piel si me coge de la mano y tiro mi razón por la borda, le amo hada madrina y el tiempo me ha dicho que no se puede hacer nada...”

-Sabes que la Bestia nunca es un príncipe y que se disfraza, intenta no salir muy herida de sus fauces...

                        Y soy fruto de un cuento en que la bruja mala al final era una princesa guerrera y aún odiándome me dijo lo que valía. Las bestias disfrazadas llaman brujas a las princesas que no les necesitan para vivir porque son independientes.
Total, que el príncipe era una Bestia desde el principio. Ni siquiera existía la rosa que yo me había imaginado. No se iba deshojando la rosa por el paso del tiempo, no había nada que conseguir. "El amor no es algo que conseguir, el amor no es algo por lo que luchar" -me parece que la oigo-. Hada madrina tuvo razón todo el tiempo. Desde hace años me está ayudando a hacerme un alma nueva sin remiendos pero cuando tejemos un poquito y me enamoro siempre la presto por si tienen frío y no me la devuelven.
La Bestia se ha acostado con toda la corte sobre mi alma, es normal, siempre abriga mucho.

Nos señalamos la bruja y yo porque teníamos un amor dónde hacerlo. Después enfermamos las dos en la piel y el estómago; las enfermedades de piel son porque no te gusta estar en tu piel y las de estómago son por tragar lo que no se debe demasiado tiempo.

La bruja no lo era, fue todo el tiempo la buena princesa guerrera. Cuando la bestia se transformó aquella noche le llevó compasión y misericordia en un vaso de agua. 
Entonces, la Bestia hizo honor a su nombre y le vació el vaso de agua sobre ella para llenarla de humillación ante los miembros del castillo. Cuando se arroja agua sobre una bruja que es una princesa guerrera pasan muchas cosas. No todas malas porque nos hicimos amigas.

Ella tembló y yo abrí muy fuerte los ojos debajo de un edredón, unas calles más abajo de dónde pasaba todo. El agua que le tiró la bestia sobre la cabeza a la presunta bruja me empezó a salir de dentro de ellos. Ella, la bruja; estaba temblando, la Bestia le gritó que la amaba para darle miedo. Sólo él puede gritar falso amor y que te dé miedo.

La bruja se tornó una princesa guerrera y la Bestia aullaba más fuerte y rompió el vaso a sus pies para que todos oyeran lo animal que era.

Yo no paraba de derramar agua por los ojos porque lo estaba viendo todo sin poder verlo.

La princesa se quedó erguida en su sitio, viendo cristales rotos saltando, pero nada puede cortarle la piel porque es fuerte. Nada asusta más a una bestia que una princesa erguida ante su máscara patética de bestia mala.

Soportó estoica los gritos, los insultos, vio caer muchos objetos haciendo ruido, la bestia estaba demostrando su fuerza. Pero la princesa guerrera era tan grande que no le hizo falta demostrar nada.

Conmovida, en shock pero con el porte y el gesto imperturbable, miró a la corte y les dijo:

“¿Entendéis ahora por qué no salvé a la bestia?, ¿veis ahora lo que he soportado?, ¿me creéis ahora?”

Y entonces en un universo paralelo tienes un cuento en el alma y agua en los ojos y a la gente le resulta hermoso.